miércoles, 23 de octubre de 2013

Venció el plazo de caducidad.





Esta mañana,
al despertar a tu lado
sentí  como una  frialdad  marmórea
se apoderaba de todo mi cuerpo.
 
 
 
Llegabas a mí
miles de besos tarde,
con abrazos caducos
envueltos en lazos de desidia,
en papeles de mentiras
 y con engaños en forma de cadenas.
 
 
 
Cadenas ya oxidadas
que marcan mis manos y mis pies
de un herrumbre áspero,
difícil de desmarcar.
Cadenas ya rotas,
pues ya encontré la cizalla
con la que liberar los  sueños vacíos,
el deseo de esos hijos no tenidos,
el derroche de confianza que en ti deposité;
tanto cuento, tanta mentira, tanto desprecio;
ya no me escuecen tus palabras vacías...
 
 
Hace tiempo que escucho lo que haces,
y no lo que me dices, me cuentas,  o me pintas
de miles de colores, que no existen en tu vida,
porque tú, tú eres el señor de los  ocres,
sin vida, sin sueños, sin amor...
Así es como te has quedado,
color canelo;
el color de los viejos billetes.
Tu vil avaricia lo estropeó todo,
lo bañó en el lodo de tus engaños.
Me harté ya  de compartir tus penas,
tus alma, vacía de lo realmente importante...
 
 
 
Tu incesante  empeño en jugar a doble cara
mostrándote en la calle ,ante los otros, como un hombre rico,
para llegar a casa , siempre como un hombre pobre...
han hecho de ti un pobre hombre...
El precio que has pagado: el desamor.
El premio por reconocer lo que ya no tiene futuro: mi libertad.
 
 
 
El amor es una cosa simple... y a pesar de decirte, rogarte, implorarte miles de veces..., lo dejaste morir, agonizante...  RIP.
 
 

Irene Bulio © 2013
(Imágenes tomadas de internet, de autor desconocido).

 

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