domingo, 31 de agosto de 2014

Besos




La primera vez que rozamos nuestros labios

no pudimos contener nuestras miradas,
sintiendo que en la magia de ese instante
algo nuevo ya crecía, germinaba.

 
Las palabras mudas se hacían eco
junto al roce de las manos enhebradas
del mutar que sucedía en  cada célula
 por el chispear cuando nuestra piel rozaba.
 
Amor que brota en el abismo
junto al mismo mar, cerca de un cielo
tejiendo sueños ya rotos, harapientos,
que quedan en lastres, posados en el suelo.
 
Mientras, nuestras ilusiones laten al compás
de  dos corazones enamorados, sin recelo,
que surcan ya libres  el horizonte
unidos tan sólo —tras pasar un duelo—,
del fortísimo hilo rojo, cada uno en un extremo.
Pasaron los meses; sin rastros del velo, ni desvelo.
 

 
Irene Bulio © 2014


martes, 26 de agosto de 2014

Cuerpos desnudos.







Cuerpos desnudos
esperando al amor
 que alimenta almas.

Irene Bulio © 2014



Serge Marshennikov, pintor hiperreaista ruso

Durmiendo en tu ombligo...





Llueve el recuerdo de  la calidez de tus abrazos
del fuego que siempre manó de tus besos
de la pasión que yacía,  dormida, en tu boca
hasta que una simple mirada  la mecha prendía
para desear tocarnos, sentir nuestros cuerpos.

Yemas contra yemas, nuestros dedos se encontraban
para pronto acariciar las manos… que anudaban deseos,
susurros al oído que bailaban al son de la acelerada respiración
ansiosa por gritar al cielo que se hallaba a punto de estallar,
estallar como cada célula de nuestros cuerpos, deseándonos,
sintiendo que cualquier instante, que cualquier momento,
que incluso, cualquier lugar, era merecedor de  nuestra pasión,
con tal de no dejar pasar el tiempo…

Instantes sin prisas, sin pausas, sin penas, sin glorias…
Instantes compartidos, instantes enamorados, instantes…

Instantes que quedaron yertos, sin ecos, sin recuerdos…
...que ahora son abono de amores inconfesos.

Irene J. Bulio © 25.08.14

  (Autor: Alex Alemany)

jueves, 21 de agosto de 2014

Dormir...





 (Amándote despacio de Jaime Barkin)

Embelesada ante el dulce maná que brota de tus ojos
mientras tu mirada juega a clavarse en la mía,
como cada noche, amor, que juntos pasamos…
Así es como duermo, sintiéndome alada
vibrando en silencio tras romper con ecos
el mudo cantar de la madrugada.

Aterida entre tus brazos,
 agasajada por tus besos…
encuentro la paz y el sueño,
 la calma  con  que siempre aguardas
de mis labios el regreso,
 entrelazando nuestras  almas,
abriendo el  oxidado   pestillo
de  donde  un día guardaste
buena parte de tus miedos.
Libéralos ahora amor,
hazte libre del recelo,
disfruta de la pasión,
de la calma, de mi cuerpo,
del despertar abrazados,
del dormir cuerpo con cuerpo…
Libera tu  libertad,
enclaustra ya los temores…
que la vida no es eterna, amor,
aunque sí las pasiones.

Irene Bulio © 2014