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domingo, 4 de junio de 2023

Sin rumbo

 

(Imagen tomada de internet - autor desconocido)

 

 

Hoy llevo el ala herida, ya de muerte,

volando en cielo azul preñado en rojo

un rojo de dolor y de amargura

un rojo de tristezas invisibles.

 

Hoy llevo el ala herida, dulce amor

que nunca fuiste, vida inconclusa,

verdad que debió ser hablada, sí,

ser ondeada cual bandera en su asta.

 

Asta preñada de dolor que anuncia

muerte; muerta ilusión, promete lluvia

de sal y de vacíos, desengaños.

La gema que brilló fue solo piedra.

 

En ambos quedó el luto, triste vida,

una mala elección sesgó la paz.

Lo entiendo, lo comprendo y lo acepto;

ya la próxima vez elige bien.

 

Anidaste en el alma, vino el fuego;

presumiste poder algo mejor

sin que nunca mirases en el pecho

y es así cómo el limbo te atrapó.

 

Hoy llevo el ala herida, y en picado

parece que me estrello contra el suelo,

pero me vuelvo pez, sirena rubia,

de un mar donde ya nunca nadarás.

 

 

© Inma Flores 29.1.2023

martes, 21 de julio de 2020




No, no, no…

No me interesa vivir en la cárcel de tu verbo.
Ser observada mi vida desde tu sucia y gris
pupila, una fea ballesta que dispara palabras
encendidas, avivando un fuego que no existió.

No quiero sentir la espada de Damocles  en mí,
ni tus silencios carentes de sentido, tampoco
soportaré ningún trato despectivo, mudeces
privadas de las verdades que dices que te apoyan.

No resisto, no, la angustia de tus  constantes dudas,
tampoco  esas, tus mentiras comprobadas. Mil veces
las negaste,  con la prueba  anudada en la cintura,
mientras mis ojos, regados en lágrimas, rogaban.

No me interesa, no quiero, no resisto el dolor.

Inma Flores © 2020


jueves, 19 de septiembre de 2019

Nosotros


 (Imagen tomada de internet, autor desconocido)


A veces las tristezas se apoderan
del alma ilusionada.
Deseas volar, pones el empeño,
las fuerzas,  y te asomas al abismo.
Incluso,  lo que más deseas
se aleja, paso a paso, mientras respiras miedos
y descubres que tus  alas están mojadas.
Agua y aceite somos,
tú no apagas mi sed
yo no te sacio.

Hoy, noche de humedad, salitre y penas,
cansada de remar a la deriva,
veo cómo  ya tu barca va sin velas,
recordando otro mares
mientras sueñas los viejos puertos.
En la ciénaga se ahogan mis tristezas.
Agua y aceite somos,
tú no apagas mi sed
yo no te sacio.

No soy la esposa que sumisa
aguarda cariñosa entre brillos de corales,
no soy la que calla y otorga,
no soy la que aguanta y se oprime,
no soy, no…
Ni tú el ser generoso que su tiempo me obsequia,
intentado encontrar el sentido a mi mundo,
compartiendo su instante…
Agua y aceite somos,
tú no apagas mi sed
yo no te sacio.

El orgullo nos puede, asesina los sueños,
y sin sueños no somos nada, ni hoy, ni mañana…
Sigue tu senda, pues un día el deseo de amar
nos nubló la cordura.
Ninguno ha de pagar el precio
de dejar de ser
agua o aceite;
tú no apagas mi sed,
yo no te sacio.


Inma Flores ©

lunes, 9 de septiembre de 2019

El dolor de Frida




Imagen de Antonio Cerpa, de la exposición  exposición "RetrAtados", junto a Felipe Juan, en la ciudad de Arucas, Gran Canaria, durante el mes de agosto de 2019



Me entenderás cuando te duela
como a mí me duele,
pues no hay peor dolor que un alma rota,
la espera de un amor que nunca llega,
 y el ser compartida: una derrota.

Me entenderás cuando te duela
como a mí me duelen
vacíos matutinos en la almohada,
pensarte, detenido, en otras bocas,
dudar si ya surgió la encrucijada.

Me entenderás cuando te duela
como a mí me duelen
los  huesos de cristal y las costuras
ancladas al colchón donde no llegas.
Ya  se ausentan de ti viejas ternuras.

Me entenderás cuando te duela
como a mí me duelen
los ácidos colores de tu boca
con palabras hirientes en mi espalda.
Mis pinceles son luz, dolor revoca.

Inma Flores © 2018




miércoles, 28 de agosto de 2019

Lo sé




Yo sé que no me olvidas
que sueñas con mis besos cada noche
con mis manos tejiendo auroras
en las miles de estrellas de tu espalda.

Mientras, cierras tus párpados,
inspiras vida buscando mi aliento
 junto a tu boca; labios prietos
hambrientos de tu fuerza y tu poder.

Tú me sueñas, lo sé,
no pierdes la esperanza del mañana,
de un instante perpetuo que nos una,
de tus dedos y los míos entrelazados
con rumbo a ese otro cielo
que sólo de tu mano he de llegar.  

Inma Flores ©