Mostrando entradas con la etiqueta Inma Flores. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Inma Flores. Mostrar todas las entradas

martes, 6 de mayo de 2025

Esa estrella

 ´

Le amó, hasta la misma entraña. Era un amor puro y con madurez; volvió a notar la primavera en su alma, las enredaderas cubriendo de verde esperanza su corazón, saborear un beso apasionado y lleno de ternezas, sin prisas, un beso valiente y desnudo de miedos.
Le amó.
Se amó.
Estaba preparada para comenzar, para un nuevo viaje, pero no en una nave sin rumbo, tampoco en una que anda visitando todos los puertos...
Quizás lo suyo no es navegar, en especial si el capitán no sabe de cielos ni de estrellas.
¿Por qué no emprender el vuelo?
Estaba dispuesta a viajar, pero no a cualquier precio ni junto a quien no sabía guiarse por la estrella polar.  
 
 
©Inma Flores
 
 
 
Imagen tomada de internet, autor desconocido.
 

Vivir...

 

 
 
 
Llega oscura la hora en la que llueve tu risa
y se adentra, despacio, a través de mi oído.
 
Silencio, quiero silencio, apaciguar las voces,
sentir el vacío que acaricia tu ausencia
mientras mi vientre retuerce los restos
de tu latido imperfecto; un tictac mudo
que escandaliza el eterno minuto
en el que decido acallar la mudez del abandono.

 
Ya nada es, nada fue, nada recuerdo…
 
Vivir es hoy, sin un mañana que aguarde
al otro lado del mar, aunque bajo un mismo cielo.
 
Vivir es hoy, bajo esta lluvia infernal,
catarata de agonía que opaca la cueva
donde mi voz se hizo invisible, jugando a ocultarse
para que no la oigas, pensando que tal vez,
-sólo tal vez-, no la escuches meciéndose en el viento,
jugando a querer balancearse en este resto de luna
que un día soñó iluminar nuestro cielo; no éste de hoy,
amenazando, como frías ascuas, teñir de gris la madrugada.
 
Vivir es hoy.
Sin el lastre cargado de lo absurdo, vivir es hoy,
desde el cielo azul de este Atlántico, sin sorpresas, sin sombras,
vivir es hoy.
 
© Inma Flores 
 
 

 Imagen tomada de internet, autor desconocido.

miércoles, 5 de junio de 2024

Sin título... sin un final, siempre viviendo en "presente"

 

(Imagen tomada de internet - autor desconocido)
 
 

Las gaviotas, surcando el cielo azul

hoy echaron de menos nuestras voces

y las risas y las pausas y el mirar al infinito

buscando Tenerife.

 

Hoy el mar pinta de otro azul;

las olas acarician la costa

convirtiendo las lajas en bellas curvas

a modo de sonrisas que aguardan.

 

El eco de tu voz a la deriva

aviva los recuerdos compartidos

y queda henchida la nostalgia

al saber que “existes”, que me hablas.

 

Lo que antaño pintaba bien difícil:

compartir charlas, los paseos, la poesía,

el café, un buen vino, la esperanza…

se vuelven tan sencillo que parece cotidiano.

 

Se suceden los días y ya nada es lo mismo.

Sin que algo cambie, todo es diferente;

¿Qué es distinto, dime, si tú lo sabes?

Quizás sólo ha sido el poder compartir nuestras miradas.

 

Mirar al infinito. Descubrir

el abismo que aguarda en el mañana

y sentir el placer que envuelve siempre

al otear unos ojos ya despiertos.

 

© Inma Flores 31.05.2024

domingo, 25 de junio de 2023

Amaneciendo

 

 


 

El sol traspasaba las cortinas y como una flecha llegaba directa a sus ojos. 

Ella dio media vuelta y decidió seguir durmiendo —aunque no era su cama, en aquel hotel se dormía de maravilla—. Él estaba impaciente por aprovechar el día, así que apenas pisó el cuarto de baño e hizo todo su ritual matutino, comenzó a despertarla con cosquillas y besos. 

Este era un día especial, el sol estaría más tiempo brillando en el cielo ya que era el solsticio de verano — o como dirían los romanos, el día del “sol quieto”— Ya durante el desayuno, mientras él iba a por unos zumos de frutas, ella se encontraba en la máquina del café con un joven moreno y fuerte, de piel canela y sonrisa profident. Sus miradas coquetearon durante algunos instantes, no dejando lugar a dudas: se conocían. Su rostro se sonrojaba por momentos, ella misma lo notaba, por lo que apartó la mirada bruscamente y se dirigió a su mesa. 

Durante el resto del día estuvieron en la playa, tranquilamente, disfrutando de un maravilloso día de sol. No habían intercambiado muchas palabras pues él se hallaba ensimismado en sus sueños de grandeza y ella “viviendo sueños placenteros”, a la vez que leía un libro recomendado por su mejor amiga: “ Haz que tu sueño suceda ”. Pronto llegó la tarde y vieron como poco a poco se iba acercando más gente a la playa, en vez de regresar a casa. Unos operarios hacían una montaña enorme de tablones para prenderles fuego al anochecer, pues era la Noche de San Juan. Les pareció buena idea quedarse a celebrar la noche mágica de las hogueras con los lugareños. Había tanta gente que pronto estaban completamente rodeados, sintiendo el agradable calor que les ofrecía la muchedumbre. Una señora que estaba al lado les explicó algunos rituales: debían escribir en un papel sus deseos y luego echarlos a la hoguera, para que se cumpliesen. Ellos, entusiasmados, cogieron un papel y un lápiz que les ofreció un muchacho que se encontraba a su lado, y acababa de escribir el suyo. Enseguida se pusieron manos a la obra

. Durante toda la noche celebraron la noche mágica y bailaron alrededor del fuego. En un instante, entre risas y jolgorio, tiraron los papeles —muy bien doblados— a la hoguera, donde arderían sus deseos más íntimos. Ya llegada la hora bruja, les pareció buena idea meterse en el agua para cubrir sus cabezas, pues oyeron decir que este acto les traería suerte. Eso sí, debían estar completamente cubiertos por el agua, mientras las siete olas consecutivas les cubría por completo. Este acto daría fuerza al ritual de arrojar el papel con sus deseos a las llamas. Él sentía bastante frío y no quiso ni tocar el agua, por eso ella se animó a entrar antes. Apenas la había cubierto la tercera ola notó como unas manos agarraban su cintura mientras le susurraban al oído: “ Te deseo ”, con una voz que levantaba su lujuria y pasión. Se giró; los labios de aquel hombre de piel canela quedaron adheridos a los suyos. Huyeron, entre la multitud y mientras lo hacían, la capa de oscuridad que les brindaba la noche les permitió esconderse tras una duna, dando allí rienda suelta a su pasión.

En ese mismo instante el marido se decide a probar el agua. No soporta estar solo, y menos entre tanta multitud. La busca, nervioso; no la ve. De repente, recuerda que ella no sabe nadar. Su corazón palpita a mil por hora mientras se adentra cada vez más en el mar, intentando huir de las olas más altas, hasta que llega a una zona donde no consigue tocar el fondo de arena y se asusta. Ya está cansado. Siente miedo al darse cuenta de que se encuentra muy lejos de la orilla y envuelto en la oscuridad de la noche. Grita, asustado: — ¡Socorro!, ¡Socorro! — pero nadie le escucha. 

En medio de tanto ruido: gente hablando, gritando, cantando… fuegos artificiales que no cesan.. un ruido infernal para quien se encuentra en apuros y no puede ser socorrido, era imposible. Nunca consigue regresar a la orilla y nadie se percata de ello. 

Con la llegada de los primeros rayos de sol, Lucía recorre la playa, asustada. Quedan algunas parejas abrazadas, aprovechando la luz del amanecer. Sus ojos se quedan clavados en dos papeles a medio-quemar que encuentra semienterrados en la arena, lejos de donde ya está apagada la hoguera. 

La brisa debió salvarles de la quema la noche anterior —pensó— Con curiosidad se apresura a abrirlos y encuentra escrito en ambos: -“ Contigo, hasta que la muerte nos separe”. -“Quiero vivir la noche más apasionada de mi vida”. Sueños cumplidos, desgraciadamente cumplidos. Cuando un “deseo” no se quema del todo… puede cumplirse de cualquier forma, y es posible que no nos guste, que realmente no sea tal cual lo soñamos. 

Inma Flores ©

domingo, 4 de junio de 2023

Sin rumbo

 

(Imagen tomada de internet - autor desconocido)

 

 

Hoy llevo el ala herida, ya de muerte,

volando en cielo azul preñado en rojo

un rojo de dolor y de amargura

un rojo de tristezas invisibles.

 

Hoy llevo el ala herida, dulce amor

que nunca fuiste, vida inconclusa,

verdad que debió ser hablada, sí,

ser ondeada cual bandera en su asta.

 

Asta preñada de dolor que anuncia

muerte; muerta ilusión, promete lluvia

de sal y de vacíos, desengaños.

La gema que brilló fue solo piedra.

 

En ambos quedó el luto, triste vida,

una mala elección sesgó la paz.

Lo entiendo, lo comprendo y lo acepto;

ya la próxima vez elige bien.

 

Anidaste en el alma, vino el fuego;

presumiste poder algo mejor

sin que nunca mirases en el pecho

y es así cómo el limbo te atrapó.

 

Hoy llevo el ala herida, y en picado

parece que me estrello contra el suelo,

pero me vuelvo pez, sirena rubia,

de un mar donde ya nunca nadarás.

 

 

© Inma Flores 29.1.2023