Sus
ojos de melaza
irrumpen
en mis sueños
portando
los recuerdos
de
noches escarlata.
Aletean
sus manos
como
un vapor que inunda
el
reflejo de luna,
tan
febril como antaño,
pues
le guardo tan dentro
de
mi alma dormida
que
ésta ya no es la misma
desde
que el cielo es suelo.
*-*-*
Ya no se
mecen mis días
desnudos de
tu presencia
en estas
noches tan frías
donde se
hilvana tu ausencia,
Inma
Flores ©
Tu madre jamás tuvo razón. Nada de lo que predijo sucedió nunca. Ella te amaba, F., y siempre te respetó y confió en ti, lo que no permitió fue lo que vio aquel despertar...
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