Le encantaba pasear, disfrutar de la naturaleza, sentir la brisa fresca en su rostro, bailar bajo la lluvia... Jamás soportó el escandaloso ruido del tren acercándose o alejándose, le sonaba igual que el "ego de un ser vacío", demasiado ruido. Mucho hierro destruyendo la paz de la naturaleza.
© Irene Bulio
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