(foto tomada de internet, autor desconocido)
Tocas, sigilosa, en mi ventana
queriendo inundar la estancia
de perlas en forma de rocío
que se agolpan allí donde yo miro.
Más no te abro y te apasionas,
tocando con más fuerza; te rebosas,
por todas las paredes de la casa
que sin prisa, poco a poco, acicalas.
Hasta que llega el
instante
en que el silencio rompe, ya tarde,
con las gotas, caprichosas, ante el cristal.
Se hace la noche oscura, comienzo a dormitar.
Irene
Bulio © 2014
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