martes, 11 de marzo de 2014

Tus manos, mis manos…


 
 

 

Hoy por fin he conseguido parar el tiempo con mis manos,
mientras, mis dedos recorrían deseados recovecos,
los de tu piel, desnuda, erizada en deseo,
encrespada ante las ansias de fundirnos  dos en uno;
no sin antes recorrer tu espalda, lentamente, beso a beso,
lamiendo cada poro… sorbiendo tu deseo,
—anhelado y sabroso deseo—
ese,  que emana a través de tu sedienta y acalorada piel,
a través de ti, de cada rincón de tu codiciado cuerpo.
Por  fin,  nos  encontramos las miradas,
 frente a frente, camino al paraíso,
mientras, nos consumimos, abrasándonos  ante un deseo infernal,
como dos lenguas de fuego enrevesadas.
¡Tanta pasión y tanta llama en un solo instante!
El cielo y el infierno  aprisionados
entre tu cuerpo y el mío, ardor puro,
dispuesto a consumir el mundo, la misma vida,
los mismos sueños, los de antaño… los nuevos…
Un  incendio voraz que  intentamos apagar  a través del balanceo de nuestras caderas,
cada vez más rápidas, cada vez más acompasadas, cada vez más desbocadas
rumbo al mismo paraíso, hasta que por fin… una vez enlazados nuestros dedos…
… conseguimos parar el tiempo con las manos.


Inma Flores © Febrero 2014

1 comentario:

  1. Gracias por compartir este texto. Esas manos... esas caricias... que se leen y se sienten... Esa pasión ("voraz... consumir el mundo... más desbocadas...") Y finalmente, EL PARAÍSO!!! Me ha encantado: quiero hacer ese viaje al paraíso, entre sus manos y las mías!!! Gracias de nuevo. Besos

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