Hoy por fin he conseguido parar el tiempo con mis
manos,
mientras, mis dedos recorrían deseados recovecos,
los de tu piel, desnuda, erizada en deseo,
encrespada ante las ansias de fundirnos dos en uno;
no sin antes recorrer tu espalda, lentamente, beso a
beso,
lamiendo cada poro… sorbiendo tu deseo,
—anhelado y sabroso deseo—
ese, que
emana a través de tu sedienta y acalorada piel,
a través de ti, de cada rincón de tu codiciado
cuerpo.
Por fin, nos encontramos las miradas,
frente a
frente, camino al paraíso,
mientras, nos consumimos, abrasándonos ante un deseo infernal,
como dos lenguas de fuego enrevesadas.
¡Tanta pasión y tanta llama en un solo instante!
El cielo y el infierno aprisionados
entre tu cuerpo y el mío, ardor puro,
dispuesto a consumir el mundo, la misma vida,
los mismos sueños, los de antaño… los nuevos…
Un incendio
voraz que intentamos apagar a través del balanceo de nuestras caderas,
cada vez más rápidas, cada vez más acompasadas, cada
vez más desbocadas
rumbo al mismo paraíso, hasta que por fin… una vez enlazados
nuestros dedos…
… conseguimos parar el tiempo con las manos.
Inma Flores © Febrero 2014