domingo, 25 de agosto de 2013

Imagina...¿y si...?



Hoy me he puesto las lentes de mirar atrás. Siento un vacío enorme que nada llena.

En una vida perfecta no encaja un alma herida; en un destino que no es el elegido,no encajan los sentimientos.
 
¿Te has planteado alguna vez por qué nos rehuimos? Cientos de veces, soñé con verte.

Soñaba despierta, soñaba dormida, más mis miedos eran abismos en el camino. ¿Quizás te ocurrió a ti lo mismo?

 

Eres la persona con la que más horas seguidas he hablado, con quien he compartido más risas; quien más he deseado tener al lado para pedir consejo, compartir una mirada, acariciar una nuca, caminar cogidos de la mano… Nunca más una puesta de sol ha sido igual que las vistas a tu lado.

 Sí, aún recuerdo tus verdes ojos gatunos. Tenían un brillo especial cuando te acariciaba.

También recuerdo tus risas, tus bromas; tus “chiquilladas”,  las mías, las nuestras, las que tanto  nos hacían reír…

 

 

Recuerdo…

 
Nuestra locura por vernos, el ring-ring del teléfono y escuchar tu voz, tus enormes cartas impregnadas de los colores de tus palabras (nunca deseé tanto la llegada del cartero),

El verte aparecer a lo lejos, meciendo tus brazos,  extendiendo tu sonrisa, siempre a juego con esas chispeantes esmeraldas de tus ojos.
 
Tus prisas y mis miedos.

Una propuesta tonta lanzada al azar, un dolor en el alma,  ardiente como punta de lanza envenenada, que dio de lleno  en la diana de  los complejos paternos. Una dura palabra y un dedo acusador. Un diccionario, una respuesta, un dolor… que traspasaba los sentidos.

Ahí, acabó todo. Orgullo y deseo. Malos consejos. El alma partida en dos pensando que la culebra, que vilmente  veía sus complejos y maldades en mi alma pueril, tenía razón.

Comienzo de la juventud y final de la adolescencia. Dolor. En ese instante se debió quebrar el mundo y  debí apearme de él.

Ahí comencé a vivir los miedos, también los complejos que nunca fueron míos.

¿Y sabes qué es lo peor? Que ya me había enamorado de estar enamorada…

Ese es el peor credo que existe, el pensar que todo “se cura con amor”. El sentirte responsable de las decisiones de la persona amada, pensando que eres correspondida y que grandes dosis de paciencia y amor… “lo curarán todo”…”Locuras” incurables, dolores insoportables.

 A partir de ahí la vida fue un caos. Sólo conocí a una persona que verdaderamente me amó, y lo volví a echar a perder… Otra vez los miedos, otra vez pensar en ser sincera y justa… con quien nunca lo mereció.

Ahora, que los años ya vividos se apoderan de los recuerdos, soplas un poco hacia atrás, levantas la paja con el aire, alguna incluso se incrusta en tus ojos… pero tras alguna lágrima para echarlas fuera, lo ves todo más nítido…

¿Y si comenzamos de nuevo?

Sí, es tarde; nada puede ser igual. Sólo te hablaba de algo virtual, imaginario…

¿Qué hubiese sucedido si esa tarde te digo:

Sí, quédate una semana más?

 

¿Crees que existe una respuesta a esa pregunta?

¿Te apetece jugar a “te imaginas que…”?

Por supuesto que nada va a cambiar… ¿o sí? Quizás así consiga perdonarme  tantas cosas… que nunca debieron suceder.

Sólo hay una por la que todo merece la pena y por la que no cambiaría nada… pero igual…

 

Hoy no puedo dormir, siento rabia y vergüenza. Soñé tantas formas de volver a vernos…

¡Total, para reaccionar como una niña asustada, con prisas… que tiene que cumplir con algo que seguro, también pudo esperar…!

Esta noche dormiré imaginando que lo lees… y que te apetecerá volver a hablar conmigo, y crear recuerdos nuevos… y…
 
  
R de R. 24.08.2013

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario