“Se equivocó la paloma, se equivocaba”
Pensó que escondiendo sus miedos
conseguiría, bien pronto, llegar al alba;
más, solo consiguió ocultarse entre la arbolada.
Antaño, un primer amor le robó el corazón,
—a la vez que un beso— y, se marchó bien lejos.
Ella, en vez de volar tras él,
buscó su réplica en un espejo.
Tras comprender y entender
que sobre el corazón nunca se manda,
volvió a su rutina, más fría que el agua.
(Aunque en el ardor del verano,
aún se escuche bullir su alma).
El tiempo pasa, las noches se alargan,
consume sus días entre miles de artimañas,
engañando a un corazón, aún ansioso por vivir.
Lo intenta de nuevo, lo intenta mil veces…
consume su tiempo, su vida, sus sueños…
Ese amor deseado que nunca llega…¡jamás!
¿No será que aprendió un mal concepto de “ amar”?
No importa, paloma, ¡vuela! ¡bien alto, vuela!
Quizás eres gaviota, quizás halcón, quizás…simple paloma,
pero para surcar los cielos no necesitas ser sombra,
solo permitir que de vez en cuando,
un horizonte nuevo llame tu atención,
arrojes tus miedos, prejuicios y celos,
extiendas tus alas, emprendas el vuelo…
No pienses, no mires... sólo disfruta…
planea junto al viento…
¿Qué más da ser halcón, gaviota o paloma
cuando se puede, simplemente, disfrutar del vuelo?
Irene Bulio © 2013
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