(Imagen de Marisol Manrique de Lara)
Qué
inhóspita es la muerte
cuando
llega descalza, con sigilo,
se
te abraza a los sueños y los engulle
devorando
el futuro planeado.
Qué
árido se nos queda el horizonte
sin
pájaros que canten desde el alba.
Los
caminos trillados se humedecen
del
agua, que salada, lo desbordan.
Qué
oscura se presenta toda noche
que
nace en la mañana,
titilando
dolor a cada paso
y arrastrando sus pies, cual dura carga.
Qué
pronto se nos envuelve todo nada
cuando
nada se queda a ras de todo
pues
la ciénaga atrapa todo y nada
y
en la nada perdemos casi todo.
Inma Flores ©
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