(Imagen tomada de internet – autor desconocido)
Enmudeció el recuerdo.
Selló sus finos labios
con nudos muy prietos,
bordando despacio el borde,
por donde huían pensamientos,
con una vainica fina
propia de gráciles manos.
Enmudeció el recuerdo.
Lanzó al viento tristezas
para que lejos volasen,
hasta donde nunca encuentren
un hueco donde anidar
ni tampoco el gris camino
que permita su regreso.
Enmudeció el recuerdo.
Hace tanto… es sólo ruido
de pasajeros instantes,
de desatinos hirientes,
de ecos en tenue añil
que pasan hoy en silencio.
¡El dolor ha enmudecido!
Inma Flores © 2014
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