ES EN ESE INSTANTE en el que el aire que me envuelve
se torna viciado, decadente y oscuro,
como si de un sepulcro intentara escapar.
Es en esa fase de la vida donde el todo y la nada es
posible,
—la nada de una vida vacía, carente de significado;
el todo, el deseo de un mundo nuevo, sin mirar atrás—
CUANDO APARECES, de repente, sin apenas percatarme.
Es en esa grieta, que me aprisiona el alma, donde siembras
tu sonrisa,
y un pensamiento entonces, que hago huir como a un demonio,
me acerca a ti, a tu rostro, a tu alma, a tu corazón.
Sólo fue eso, un pensamiento.
Suficiente para abrir un huequecito de ilusión
donde sólo había tierra árida y seca.
Sembraste la semilla de la pasión,
la regaste de besos, la abonaste con abrazos y risas,
la arropaste con tus palabras, siempre llenas de sol,
a veces contrastadas con la sabiduría de la plata y el
azabache entremezclados,
¿te das cuenta de la gran responsabilidad?
Tenemos esa semilla, tenemos luz, tierra y tiempo…
Tenemos, amor, la llave del mismo cielo.
Irene Bulio 25/04/2014 ©
La esperanza resurge en cada una de tus letras y se sustentan en cada uno de tus suspiros... estás en camino y el destino es solo tuyo. Un abrazo y mis mejores deseos para el pronto restablecimiento de tu mamá.
ResponderEliminarGracias por tus palabras Daniel. Son reconfortantes y sabes que te admiro muchísimo y además quiero como gran amigo. Un abrazo.
EliminarNo te conocía, ni conocía tu trabajo, pero me pareces maravillosa. Qué deliciosa sensibilidad. Un gran beso !
ResponderEliminarMuchas gracias Maya, me alegro de que te haya gustado. Disculpa que haya tardado tanto en contestar. Un abrazo.
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