(Imagen tomada de internet, autor desconocido)
Ese día me despojé de mis miedos;
fue un día cualquiera, de un mes
que no merece la pena
nombrar.
Dentro de mi alma y de mi corazón
los sentimientos eran tantos
que no me atrevo ni a contar cuántos.
El deseo de vivir
ensombreció al resto.
Un lienzo inundado de amor
quedó manchado de dolor,
odio, celos, desconfianza,
violencia; lo peor, la violencia.
Con sólo mirarnos a
los ojos
pudiste descubrir que amor
con más amor, se multiplica.
Nunca llegaste a conocer
la profundidad de mi alma.
Siempre serás ese amor inalcanzable,
esa pasión que no consigo encontrar,
esa persona inexistente
de la que un día me enamoré
y por la que se me desgarró el alma.
Por más que pase el tiempo
sé que lo nuestro pudo ser perfecto,
con nuestros días azules, amarillos y grises,
pero llenos de hogar.
No se puede obligar a nadie
a vivir bajo el yugo del miedo.
Me hubieses sembrado un camino de besos
y nunca me habría apartado de él.
Tus manos en mi cuello,
el terror de esas noches sin dormir,
todo ya pasado.
Lo que queda… esa mezcla de tu corazón y el mío,
tus ojos y mi sonrisa
en el rostro de nuestra hija.
Quédate tu rencor y miedos;
aún no he conseguido desprenderme
de este corazón roto,
pero al menos, ¡puedo respirar!
Irene Bulio. 24.11.13
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