Esos, tus ojos negros, con que miras
tan delicadamente mis ventanas,
intentando esbozar una sonrisa
que refleje mi cara iluminada.
Esa luz tan azul está alumbrando
el camino que a Ti pronto me lleva
prende mi corazón de un dulce canto
y mi
Fe, reclinada, se renueva.
¡Ay Madre! que tu luz mi alma ha encendido
esbozando recuerdos de la infancia,
de la niña que ansiosa siente lástima
por alguien aterido en el camino.
Comparte lo que tiene con dulzura
soñando la igualdad, dulce esperanza
de un mundo imaginario donde nunca
a nadie ya le pesen los mañanas.
Es hoy, precisamente, por su santo
cuando acude ante ti clamando al cielo
solicita tu verbo y suave mano
pues debe clausurar todos sus miedos.
Inma Flores © 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario