martes, 2 de julio de 2013

Nuestras vidas


 
(Imagen de autor desconocido, tomada de internet)

Nuestras vidas... 

 
Delicada es la vida que elegimos. Tomemos el camino que tomemos estamos decidiendo nuestra felicidad o nuestra condena, y siquiera nos damos cuenta.
Nos pesa la educación, nos pesa la familia, nos pesan los amigos, nos pesan nuestros miedos... y al final todo pesa tanto que nos impide volar hacia ese futuro deseado. Lo hemos soñado en silencio, y en ese mismo silencio, bañado de tristeza, abandonamos lo que un día nos hizo palpitar el corazón.
Comenzaste ya a caminar...  Sigues la senda marcada; ya no te planteas nada, estás haciendo lo que debes, lo que se espera de ti, lo que todos creen que te llevará al éxito, a ser feliz... Pero tu corazón está triste; siente como pasan los años y cada vez está más débil, late más lento, la sangre que le llega le trae menos oxígeno y se siente asfixiar.
De repente piensas en por qué elegiste ese camino y no otro... Realmente hay tantas respuestas y ninguna es lo suficientemente poderosa.
Miras hacia los lados, buscas otra senda... Para llegar a ella has de pisotear el césped de las ideas que las personas a las que amas tienen de ti, lanzarte al abismo de dejar todo atrás, caminar en un camino iluminado sólo con la luna, y a veces incluso en una noche lúgubre y fría, sin apenas estrellas... ¿Merecerá la pena cambiar de camino? ¿Estás seguro-a de que quieres llegar al destino que éste te lleva?
Te subiste en el tren equivocado. Compraste un billete de primera y para ello lo dejaste todo: tus sueños, tu lucha, tus noches sin dormir, tus deseos... y te sientes viajar en el vagón de las reses... lleno de heno y olores que no son lo agradable que esperabas. A tu lado no viaja alguien mirando en la misma dirección... Si acaso es alguien  que permanece, pero que no estuvo nunca; le sientes como si  unos grilletes se tratase, como unas cadenas, como un aire viciado que te impide respirar... ¿Y aún crees que estás en el camino correcto?
Siéntate a descansar, observa, disfruta de lo que puedas, y luego decide... ¿Podrás llegar por ese camino a la Felicidad? ¿Estás en condiciones ahora de cambiar a otro que sí te lleve, o simplemente pretendes volver atrás? El ayer ya no existe, ni existirá... Piensa en un mañana... en tu mañana. ¡Créalo! Sí, créalo a tu medida, camina con un calzado adecuado y cuando llegue el momento, quizás con un leve salto, o ayudado con las brillantes alas de la ilusión, puedas acceder directamente a él.
¡¡No te des nunca por vencido-a!! Tú te mereces caminar por tu propio camino, uno nuevo creado a tu medida. No importa la senda transitada, lo importante es dónde está tu cielo, bajo qué estrellas decidirás dormir esta noche... ¡¡Dulces sueños!!
 
Inma Flores © julio 2013


 

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