Zarpando con viento fresco.
Siento que mi vida
está raída,
como una sábana vieja, tras mucho uso,
pero donde aún existen instantes sin estrenar.
Cuando pienso en los días perdidos,
nublados, sin puestas de sol,
una nueva rotura crea su eco en mi mente;
lo mismo sucede con el instante
de charlas y risas, de café
degustado junto a un pedazo de historia
que se construye por instantes,
como un puzle a medio hacer.
Soy un espantapájaros de viejas ropas,
mugrientas, que danzan al son del viento.
Siento que mi vida está raída,
rompiéndose en los pedazos no vividos,
las esperas de lo que no tuvo intención de ser,
los instantes de amor no correspondidos,
—pero donde brotó el más fuerte, el amor propio—,
los miedos que ya no tienen su razón de ser,
los sueños que nunca llegaron a ser metas
y esas metas, moribundas, que necesitan
el carburante del ahora para poder “ser”.
Sigo viviendo un hoy de viejos retales,
donde con la aguja de la constancia
remiendo las velas de mi barca
que ya zarpa en busca de un mañana
a la medida de las sendas transitadas,
donde plantar un sueño cuyo fruto
será la meta que siempre postergué.
Imágenes de autor desconocido, sacadas de internet.