Como cada primero de noviembre
se
acerca al cementerio.
Un
ramos de claveles blancos
en
sus manos relucen
como
nubes viajeras
en
el cielo infinito.
Atrás
quedaron lágrimas ajadas
cubiertas
de silencios,
palabras
nunca dichas que en sus labios
aún reborbotean en las noches
donde
las frías sábanas
saben
a soledad y desconsuelo.
Llegar
ante su lápida duele aún,
como
si de una lanza se tratase
dispuesta
a lacerar todo su pecho.
También
la entraña azul, donde el abismo
se
encarga de engullir todo recuerdo
y
una lágrima, entonces, rememora:
No
hay distancia donde el amor
se
disuelva en olvido.
Inma Flores © 2018
Reborbotean: "borbotean" pero recuerdo escuchar la palabra así, como si fuese un ruido incesante, al que no logras acostumbrarte.
Reborbotean: "borbotean" pero recuerdo escuchar la palabra así, como si fuese un ruido incesante, al que no logras acostumbrarte.