En un día cualquiera puede
cambiar
el resto de tu vida.
Hace falta una luz que ciegue
la oscuridad que te aprisiona,
que apague la tristeza que hay en
ti,
que te siembre de besos
matinales,
que te abrace con fuerza, para no
escapar
de ese gran amor
que comienza a brillar en tu interior.
Tal vez ese gran día
estés llena de miedos y de dudas,
pero expúlsalas.
El día es perfecto para comenzar,
de nuevo, a ser feliz.
Irene Bulio ©